EL NIÑO DEL GALGO. (E.S.O. es lo que tiene)

Aparentemente era un niño ejemplar y llevaba una vida normal. Pero en el colegio topó con uno de tantos profes sin vocación, que sólo quería ser funcionario, y con una piara de alumnos que lo grababan con sus móviles y se reían de su original afición, calcar el galgo de los folios con su boli azul... manía que lo llevó a entrar en un bucle frenético de locura copiativa y a su posterior muerte.
Desde ese día su atormentado y pueril espíritu se aparece por los pasillos, y folio en mano se dedica a hacer pequeñitos cortes en los dedos de las manos de quien se topa en su camino.
Recuerda: si mientras lees o estudias sientes un corte diminuto en la mano que no para de sangrar y escuece a rabiar, posiblemente haya sido obra de El Niño del Galgo.

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